Nadie lee la letra pequeña.
La buena noticia es que los EE.UU. pudieron finalmente salir de la deuda. La mala noticia es que fueron comprados por Valor National, y los deudores son el nuevo gran juego, gracias a una cláusula oculta en la letra pequeña de una solicitud de tarjeta de crédito. Ahora, después de una subida al poder rápida y silenciosa que deja las llamadas al 911 sin respuesta y pasando a Valor de correo de voz, están desatando una ola de anarquía en todo el país.
Patsy no tenía otra opción. Cuando se presentaron en su casa amenazando con matar a su madre por su deuda pendiente, Patsy aceptó ser una asesina por contrato, ¿que se suponía que debía hacer?
Patsy se ve obligada a asumir una misión de cinco días para completar una lista de diez víctimas. Cada nombre en la lista de Patsy sólo tiene tres opciones: pagar la deuda en el momento, aceptar trabajar como un cazador de recompensas, o morir. Y Patsy tiene que matarlos personalmente, o de lo contrario a su madre le obsequian una bala.

Ella está horrorizada y abrumada, especialmente cuando se da cuenta de que la mayoría de las diez personas en la lista no son extraños. Las cosas se complican aún más cuando en un momento de misericordia, se gana un compañero de crimen: un niño rico llamado Wyatt cuyo hermano es el último nombre en la lista de Patsy. Los dos comparten una química intensa incluso cuando cada tic-tac del reloj se acerca a una elección imposible.

"(...)Most of the time, I prefer creation to destruction..." 

"(...)Killing a person -it was both a million times easier and a million times harder than I'd thought it would be..."

"(...)I had some level of sorrow for everyone on my list so far. Not so much for Robert Beard or Dr. Ken Belcher, maybe, but everyone was a victim of one kind or another, even if they were just victims of their own failures or addictions or dreams..."